Scott Walker: 30 century man de Stephen Kijak
Jueves 18 de Febrero de 2010. 19 h
Pulimentos del Norte. Cortes 29-31. 6º E 48003 Bilbao
Proyección del film:
“Scott Walker: 30 century man” (2006) de Stephen Kijak
Scott Walker: el hombre del siglo 30
¿Qué pueden tener en común David Bowie, Goldfrapp, Damon Albarn, Radiohead, Jarvis Cocker, Brian Eno y Marc Almond, entre otros? Su veneración a uno de los artistas más iconoclastas de los últimos 30 años: Scott Walker. Sobre todo el ex Soft Cell Marc Almond, que lleva siglos utilizando los discos de los 60 de Walker, bien para reproducir sus versiones de Jacques Brel o para inspirarse en sus composiciones y dramatismo vocal.
Stephen Kijak es el autor de 'Scott Walker: 30 century man' el documental que ahora llega a nuestro país en formato dvd. Un trabajo titánico que, por la complejidad del artista, estaba destinado a fracasar. El que Walker haya prohibido durante décadas que muchos de sus discos se reediten, que no grabe vídeos, haga conciertos, ni conceda entrevistas y que viva como un ermitaño en un estado de aislamiento total sólo comparable al de la última época de Greta Garbo, no eran buenos avales para presentar un proyecto como éste.
'30 century man' es un documental que aborda toda la carrera de Scott Walker. Desde sus inicios en Estados Unidos como fenómeno fan con los exitosos Walker Brothers con baladas atormentadas como 'The sun ain't gonna shine anymore', a su traslado a Inglaterra para convertirse en uno de los personajes más influyentes y enigmáticos de la historia del rock.
La producción del documental comenzó en el 2001 con todo tipo de problemas financieros, pero la magia del nombre de Scott Walker hizo que todo el mundo colaborara concediendo entrevistas para hablar de su relación con el 'universo Walker': Sting, Johnny Marr (que confiesa que quería que el disco de despedida de los Smiths tuviese ese ambiente de fatalismo de las canciones de Walker), Radiohead que se declaran fan absolutos y cuentan cómo una vez mientras grababan 'Ok computer' -que ha quedado en tecer puesto en la lista de los mejores álbumes de Inglaterra- se cruzaron con él por la calle y llegaron de excitados por la emoción a grabar. O David Bowie, que terminó financiando parte del proyecto como productor ejecutivo.
Y la magia llegó. Scott Walker volvía a meterse en un estudio para grabar un nuevo disco con el sello 4AD. Y no sólo eso. El enigmático artista rompía su ostracismo para conceder una entrevista al director del documental y les permitía rodar una sesión de grabación del nuevo disco.
Así podemos ver a un Walker con 63 años aclarando por primera vez muchas de las leyendas urbanas que corren desde hace décadas sobre su persona o contando que su pasión por Jacques Brel, que le llevó a grabar varias adapaciones en inglés en sus primeros discos en solitario de los 60 y que luego se reunieron en el recopilatorio del 81 'Sings Brel', surgió gracias a una conejita playboy, que conoció en una fiesta y que le puso un disco del cantautor belga y le explicó las letras sobre amores sadomasoquistas, enfermedades sexuales y muerte.
Pero el plato fuerte está en asistir a la sesión de grabación. En una época donde todo se factura en mini estudios con ordenadores caseros, el poder grabar un disco con orquesta de cuerda de 40 profesores o un carpintero que te construya una caja de resonancia de madera gigante para hacer percusiones con cubos de basura, es todo un lujo. Sobre todo cuando se trata de un artista maldito y poco vendedor. Por no hablar cuando el ritmo de un tema lo graban a base de dar puñetazos sincopados a un pedazo de carne de vaca, como en la escena del matadero de Rocky I de Stallone.
El principal problema a la hora del rodaje es el escaso archivo gráfico que hay. Walker no graba videoclips y no actúa desde 1978, tiene pánico escénico y llegó a provocarse un accidente de coche para suspender un concierto. Eso se resuelve con una realización ágil, cercana a la videocreación artística en muchos momentos. Para ello han contado con la maestría del fundador del estudio de grafismo Tomato, que como buen fan de Walker, crea unas animaciones para el documental que son auténticas obras de arte.
En definitiva, '30 century man' es un excelente trabajo básico para entender la obra de Scott Walker y, sobre todo, para entender la obra de muchos músicos multiventas hoy en día y que deben gran parte de su éxito a la vampirización de los primeros discos de Walker.
Artículo de ALEJANDRO ARTECHE
publicado originalmente en soitu.es el 20 de Febrero de 2008
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