LE MOUTON ENRAGÉ
Título original: Le Mouton enragé
Director: Michel Deville; Guión: Christopher Frank (Novela: Roger Blondel); Director de fotografía: Claude Lecomte;
Intérpretes: Jean-Louis Trintignan, Jean-Pierre Cassel, Romy Schneider, Jane Birkin, Henri Garcin, Georges Beller, Georges Wilson, Estella Blain, Dominique Constanza
País: Francia; Idioma: Francés; Duración: 95 minutos
Film de 1974 de Michel Deville, protagonizada por Jean-Louis Tritignant, Jean-Pierre Cassel y Romy Schneider, una de esas rarezas con las que uno solo se topa por azar. Un buen hallazgo.
La cinta cuenta la historia de Nicolas Mallet -Tritignant-, un empleado bancario que pasa sus ratos libres conversando con Claude Fabre -Cassel-, su amigo escritor. Mallet, a diferencia de Fabre, es tímido, inseguro, incapaz de exigir lo que quiere o de hacerse valer. Sin embargo, un día que pasea por un parque, ve a una mujer joven y hermosa y se atreve a decirle “¿Esperando a alguien inexistente?”, con lo que rompe el hielo y consigue llevarla a tomar una copa y luego concertar una cita para el día siguiente. De inmediato se lo cuenta a su amigo, quien duda de la veracidad de la situación y lo reta a conseguir acostarse con ella.
A pesar de que en efecto se trataba de un malentendido, Nicolas logra seducir a la chica, Marie-Paule, quien queda prendada definitivamente de él. Entonces Fabre lo incita a seguir ese camino, ofreciéndole un nuevo objetivo: Roberte -una Romy Shneider más bella que nunca-, la mujer de un filósofo amigo. A Mallet le cuesta mucho menos de lo que habría pensado, y a partir de ahí, Fabre va dirigiendo la vida de su amigo, poniéndole metas, exigiéndole cambios -el primero, dejar su trabajo en el banco-, y llevándolo a convertirse en un hombre de mundo, de negocios y de faldas. Una vida de lujos y de enredos que Mallet nunca soñó, y que le resulta sabrosa y excitante.
Lo interesante, además de la mera anécdota, que ya es formidable, es cómo está contada la historia. Mallet relata sus sucesos a Fabre, siempre en el mismo café, le muestra las fotos que va tomando de cada personaje que conoce, y con eso empiezan una ficha individual, que cruzan para generar nuevas estrategias, intrigas, que permiten ir hacia adelante y hacia atrás. A veces vemos los acontecimientos que narra Nicolas, y descubrimos entonces qué es lo que dice y qué lo que oculta, qué incluso tergiversa.
Al final de la cinta es posible descubrir el porqué de las cosas. Todo encaja, a pesar de la cadena de desastres, paralela a la de éxitos, que rodean a los dos personajes. Descubrimos, pues, que el protagonista no era tanto Nicolas como Claude, que logró sentir que vivía la vida que le pertenecía por derecho mucho más que a su amigo a través de él, y que una vez conseguida la meta final, ya nada importa.
Por Andrea Echeverri
andreacine.wordpress.com
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