La Movida: Veritas Non Auctoritas Facit Legem
La Movida: Veritas Non Auctoritas Facit Legem
Tomás Ruiz-Rivas
La cita que da título a este comunicado es una inversión de la famosa
sentencia de Hobbes, "la autoridad, no la verdad, hace la ley", con la que
el filósofo inglés pretendía, ya entrado el siglo XVII, justificar el
absolutismo empleando la razón, lo cual es obviamente un sinsentido. La
inversión no es mía, se hizo popular en el siglo siguiente y todavía hoy se
encuentra con frecuencia en escritos sobre política y ciencias legales,
porque es un principio del sistema democrático occidental: la verdad, no la
autoridad, hace la ley.
He elegido una referencia tan pretenciosa para iniciar el segundo
comunicado, dedicado al homenaje a la Movida que ha perpetrado la Comunidad
de Madrid, porque pienso que debemos reflexionar, con seriedad y en
profundidad, sobre lo que significa un proyecto así en el contexto actual de
las artes visuales madrileñas. Es decir, para conducir el discurso hacia un
debate sobre las políticas culturales locales y nuestro inexistente sistema
de apoyo a la creación, y continuar con lo que se inició en el Conde Duque
en noviembre (ver las notas Freaks I y II, que escribí para la ADPCM
www.adpcm.wordpress.com).
Evitando sarcasmos fáciles, el homenaje en lo primero que falla es
precisamente en ser homenaje, en su carácter laudatorio, cuando lo único
pertinente, de haberlo, habría sido una revisión histórica(1). Un análisis
riguroso y desprejuiciado de lo que fue la Movida en su momento y en
relación con un amplio espectro de manifestaciones artísticas y culturales
que tuvieron lugar también en los 80 y que no se vinculan en modo alguno con
ella. Y en relación también con un hecho crucial de esa década, que es el
golpe de Estado de 1981, cuyo impacto en la cultura española se mantiene en
una zona borrosa de las investigaciones históricas.
Pero el texto que presenta la exposición de Alcalá 31, en espera del
catálogo, es un alarde de banalidad e irresponsabilidad, de cutrerío, para
situarnos en la época: "La Movida no fue un movimiento propiamente dicho, no
hubo un manifiesto teórico fue más bien la explosión de individualidades
creativas."(2) No pretendo hacer en estas páginas ni una crítica de esa
exposición ni menos aún trazar una historia de la Movida, pero creo que hay
que aclarar algunas cosas. "La Movida - cito a Eduardo Subirats porque no se
puede mejorar su semblanza - fue un efecto de superficie, no una obra de
arte total. Se identificó enteramente con la fiesta frívola y corrupta, con
una estrategia de signos bufos, y con una acción social comprendida
estrictamente como mercancía y simulacro. (...) Pese a su banalidad, o
precisamente a causa de ella, la Movida significó, sin embargo, una
verdadera y radical transformación de la cultura. Neutralizó cualquier forma
imaginable de crítica social y de reflexión histórica."(3)
La Movida, efectivamente, sólo puede entenderse como un momento
reaccionario, inscrito en la revolución neo-conservadora promovida por
Ronald Reagan y Margaret Thatcher, y que en las artes visuales se
caracterizó por la vuelta a los soportes tradicionales, la erradicación de
los discursos antagónicos desde una supuesta superación dialéctica conocida
como postmodernidad, y un desprecio institucionalizado hacia las prácticas
más connotadas políticamente, como el arte colaborativo, el public art y los
site specific. Y también por la revalorización del "genio artístico" como
modelo de individuo absolutamente autónomo y a-histórico, que es quizás lo
único que, irreflexivamente, señala Blanca Sánchez en su texto.
Pero lo que realmente nos interesa es una especie de traca final titulada:
"La Movida. Madrid 06 nuevos creadores". El primer texto de presentación
gana en profundidad y extensión al de Blanca Sánchez: "Hace 25 años Madrid
fue una movida. Hoy, la nueva generación de artistas trabajan desde el
intercambio cultural y la relación entre disciplinas. El panorama bulle en
torno a la moda, las letras, la música y las artes plásticas, que en
diciembre y enero cuentan con todo el protagonismo en lugares mágicos para
celebrar el acto fundacional de la nueva movida. Bienvenidos."(4)
He prometido no caer en el sarcasmo, pero tengo que hacer notar que para la
comisión de este textículo ha hecho falta el concurso no de uno, ni de dos,
ni de tres, sino de hasta ocho cráneos privilegiados, pues tantos son los
nombres de curadores que aparecen en el folleto. Su mejor hallazgo es sin
duda lo de los "lugares mágicos". ¿Qué demonios querrán decir? Hay varios
cambios entre este pequeño desplegable, que recogí en Alcalá 31, y el
tabloide amarillo que se distribuyó un mes antes con la prensa diaria. Y en
un tercer folleto, que he recibido por e-mail, la información cambia otra
vez más, aunque aparte del delirante título "Destino Futuro" hay poco que
reseñar.
La idea de promover una nueva movida es, sin ningún tipo de paliativo, una
insensatez. Nadie con dos dedos de frente puede tomarse algo así en serio, y
nadie con un mínimo de vergüenza debería poner su nombre en semejante
cartel. Puede que nos hayamos acostumbrado a la desfachatez de los
políticos, pero está claro que la propuesta sólo nos dice una cosa: que todo
este programa carece de contenido cultural. Todo el homenaje a la Movida no
es más que otro espectáculo de la pre-campaña electoral.
Pero vamos a entrar ya en materia, porque lo dicho hasta ahora era sobre
todo para contextualizar la reflexión que prometí en el segundo párrafo. El
problema, para plantearlo de la manera más sencilla, es que la Comunidad de
Madrid se ha gastado en el homenaje a la Movida más de 3.000.000 de euros, y
Madrid no tiene todavía un sistema de apoyo a la creación artística. Ni
bueno, ni malo. Ninguno.
Hace un año, cuando Álvaro Ballarín, director general de Museos, Archivos y
Bibliotecas de la CAM, anunció este programa y la dotación de un millón para
su ejecución, todos nos llevamos las manos a la cabeza, y el portavoz de
cultura de Izquierda Unida señaló las precarias condiciones en que se
produce cultura en las salas alternativas de Madrid. ¿Qué vamos a hacer
ahora que se han gastado no uno, sino tres millones?
El homenaje a la Movida es parte de una tradición de (mal-)uso político del
arte contemporáneo, que tiene sus raíces en el papel que jugó Luis González
Robles como comisario de exposiciones en la dirección general de Bellas
Artes, durante los años 50 y 60. En los 90 Luis Alberto Cuenca, secretario
de Estado de Cultura, y Miguel Ángel Cortés, secretario de Estado de
Cooperación Internacional, redescubrieron para el gobierno de Aznar la
rentabilidad política del arte contemporáneo: una producción artística con
formas avanzadas pero contenidos frivolizados sirve para compensar la imagen
nacional-católica y ultramontana del PP, al tiempo que neutraliza la cultura
como espacio de conflicto ideológico. El mejor ejemplo sigue siendo la
exposición The Real Royal Trip, en la que se gastó un millón de euros para
montar una exposición de arte joven en Nueva York, pero no para introducir a
nuestros creadores en los Estados Unidos, sino para convencer a los
españoles de la modernidad internacionalista del gobierno de turno. La
Movida no fue otra cosa, pero a beneficio del PSOE, que deseaba superar la
imagen progre y pobre del socialista de los 70, y de paso evitar cualquier
debate sobre la Transición.
El homenaje a la Movida está pues dentro de esta lógica: la imagen rancia
que proyecta Esperanza Aguirre se puede compensar recuperando una modernidad
idiotizada y festiva, que el sastre de turno cree poder recoser y adaptar a
la medida de las necesidades políticas del momento.
Nuestros gobernantes parecen haber adoptado como programa una sentencia de
Habermas, aunque el filósofo alemán la escribiese como crítica: "El contacto
con la cultura forma, mientras que el consumo de la cultura de masas no deja
huella alguna; proporciona un tipo de experiencia que no es acumulativa,
sino regresiva."(5)
En definitiva, cualquier cosa menos dejar que sean los artistas los que
hagan el arte. El discurso emana del poder político, porque para ellos
"Auctoritas non veritas facit legem". Esto ya no es la lógica del absurdo,
sino la de la dictadura. La verdad, en este caso el discurso del arte
madrileño, no reside en un debate entre diferentes agentes culturales, sino
en el ejercicio del poder. Su estructura no se corresponde con la de ese
debate, sino que consiste en su identidad con el poder. Hardt y Negri
definen la corrupción como "...el ejercicio puro de la autoridad, sin
ninguna referencia proporcionada o adecuada al mundo de la vida."(6) Mejor
ni extraer conclusiones.
Pero sí voy a poner ejemplos con nombre: los espacios alternativos de arte
contemporáneo de Madrid, que estamos agrupados en una red, rechazamos en
repetidas ocasiones participar en el susodicho homenaje. Ni el Antimuseo
(más conocido como el Ojo Atómico), ni Liquidación Total ni la Enana Marrón
consideramos coherente tomar parte en él, y así se lo hicimos saber a Álvaro
Ballarín. Sin embargo una vez que en la CAM habían descubierto la existencia
de los espacios alternativos de arte, debieron considerar necesaria su
participación en eso que modestamente llaman el "acto fundacional de la
nueva movida". Si los que hay, que llevan años trabajando, con programas
internacionales, con apoyo de instituciones de medio mundo, etc. no quieren
colaborar, ¿qué se hace? Pues inventar otros. Por ejemplo el bar La Mari
Pepa; véanlo en el programa. Ahora bien, la transformación del bar La Mari
Pepa, que quizás sea un bar estupendo, no lo conozco, en espacio alternativo
de arte contemporáneo sólo puede consumarse por un ejercicio puro de
autoridad, vulgo porque me sale de los huevos, y en latín auctoritas non
veritas facit legem.
Y mientras la autoridad que indudablemente se desprende de tres millones de
euros convierte al bar la Mari Pepa y otros muchos en la versión madrileña
de la NGBK y el PS1 juntos y en su mejor momento, devuelve la juventud a
artistas cuarentones e inventa una excitante escena artística allí donde los
demás vemos desolación y podredumbre, los espacios alternativos de verdad
carecen de un canal administrativo para solicitar apoyos a la Comunidad de
Madrid. Y no sólo ellos, sino todos los mediadores independientes de Madrid,
sean curadores, colectivos, asociaciones, y promuevan espacios, revistas,
festivales o eventos únicos, así como los mismos artistas. Más exactamente,
el sistema de apoyo de la CAM en la actualidad consiste en un "premio" de
arte, y hasta hace poco había una subvención destinada a galerías para
asistir a feria de arte internacionales, que no sé si sigue existiendo. Para
artes escénicas hay un sinfín de convocatorias, una de las cuales incluyó,
creo que en 2001, una sección para artes visuales, y nunca más. ¿Por qué se
financia tan generosamente el teatro y no el arte? Seguramente ni ellos lo
saben. Desde luego Esperanza Aguirre ignora por completo cómo es su propia
política cultural, porque en el catálogo de ARCO 2005 escribió: "El gobierno
de la Comunidad de Madrid incentiva la creatividad de los artistas
contemporáneos a través de numerosas convocatorias y de su apoyo a foros,
exposiciones y ferias."(7) Y lo más sorprendente es que aunque en realidad
no hay convocatorias ni canales para solicitar dinero para proyectos de
artes visuales, vemos el logotipo de la CAM en muchos de ellos, desde el
Festival Edición Madrid a PhotoEspaña o ARCO.
Entre tanto el tejido cultural de Madrid está cada vez más dañado, pese a
que vaya a haber una nueva movida, como amenazan desde Alcalá 31. Esta es
una realidad tan patente que hasta La Fábrica, responsable en buena medida
del desastre, lo reconoció así tras una informal encuesta hace un año.
Creo firmemente, y seguro que no soy el único, que Madrid necesita un
sistema de apoyo a la creación que sea transparente, pensado a largo plazo,
con criterios consensuados con los diversos colectivos profesionales que
actúan en la Comunidad, pero en especial con lo que conocemos intuitivamente
como creación de base y con el tejido asociativo. Los tres millones gastados
en el homenaje habrían bastado para poner en marcha, a lo largo de la
legislatura que ahora acaba, un sistema de apoyo en condiciones y empezar a
corregir los muchos males que nos aquejan. Es necesario acabar con la
arbitrariedad y el oportunismo político en el uso de los fondos públicos, de
nuestro dinero, y es además un derecho no sólo de los creadores, sino de la
sociedad en su conjunto, puesto que se le está negando el acceso a la
cultura. Se le está dando gato por liebre, y se le está ofreciendo, como
dice Habermas, una experiencia de tipo regresivo, en lugar de la oportunidad
de involucrarse en un ambiente cultural diverso, crítico y enriquecedor.
¿Y qué hacer? Lo primero no colaborar. Resistir. Decir NO cuando hay que
decirlo, que no es siempre, ni siquiera con frecuencia, pero sí cuando tiene
sentido. Romper las redes clientelares. Negarles la legitimidad que extraen
de nuestro trabajo y dilapidan en cuestiones partidistas.(8) Lo segundo, y
esto ya lo hemos repetido hasta la saciedad en conversaciones de café, es
formar una mesa en la que esté cabalmente representado el tejido asociativo
del arte de Madrid, para redactar el sistema de apoyo a la creación, ya que
nuestros políticos no son capaces de hacer el trabajo por el que les
pagamos. Hasta entonces, y mientras los mismos artistas que se quejan de la
situación participen en estos saraos o quieran acceder a repartos
arbitrarios de dinero, tendremos que seguir soportando malas prácticas
políticas y una imparable degradación de nuestro entorno cultural.
(1) No considero que las 9 mesas redondas organizadas por Fernando Huici
puedan tomarse como una revisión seria de las artes visuales en los 80 y su
relación con la Movida.
(2) Sánchez, Blanca. Folleto desplegable gratuito, edita la CAM. Madrid
2006. La trascripción es literal.
(3) Subirats, Eduardo. Transición y espectáculo, en Intransiciones. Crítica
de la cultura española. Ed. Biblioteca Nueva. Madrid 2002. Pág. 78.
(4) Varios autores. Folleto desplegable gratuito, edita la CAM Madrid 2006.
La trascripción es literal. Negritas de los autores.
(5) Habermas, Jürgen. Historia y crítica de la opinión pública. La
transformación estructural de la vida pública. Gustavo Gili. Barcelona 2004.
Pág. 195. Nota: la traducción, de 1981, ha quedado desfasada para el estado
actual de la investigación sobre la esfera pública.
(6) Hardt, M. y Negri, A. Imperio. Ed. Paidós, Barcelona 2002. pp. 354 y 355
(7) Catálogo ARCO'05. Edita ARCO - IFEMA Feria de Madrid. Madrid 2005. Tomo
1, pág. 11.
(8) Aunque no pasa de ser una anécdota, quiero dejar constancia de que fui
invitado a una de las mesas redondas del acto fundacional de la nueva
movida, sin que yo entendiese, por la forma en que se hizo la invitación,
que se trataba de eso. Lógicamente renuncié a participar en cuanto lo
comprendí, y sugiero a los organizadores que gasten los 150 euros que me
iban a pagar en fotocopiar este texto y repartirlo en los diversos eventos
del tal acto.
Copyleft
www.ojoatomico.com
(El de la foto es Pablo Pérez Minguez, fotografo de La Movida)
Tomás Ruiz-Rivas
La cita que da título a este comunicado es una inversión de la famosa
sentencia de Hobbes, "la autoridad, no la verdad, hace la ley", con la que
el filósofo inglés pretendía, ya entrado el siglo XVII, justificar el
absolutismo empleando la razón, lo cual es obviamente un sinsentido. La
inversión no es mía, se hizo popular en el siglo siguiente y todavía hoy se
encuentra con frecuencia en escritos sobre política y ciencias legales,
porque es un principio del sistema democrático occidental: la verdad, no la
autoridad, hace la ley.
He elegido una referencia tan pretenciosa para iniciar el segundo
comunicado, dedicado al homenaje a la Movida que ha perpetrado la Comunidad
de Madrid, porque pienso que debemos reflexionar, con seriedad y en
profundidad, sobre lo que significa un proyecto así en el contexto actual de
las artes visuales madrileñas. Es decir, para conducir el discurso hacia un
debate sobre las políticas culturales locales y nuestro inexistente sistema
de apoyo a la creación, y continuar con lo que se inició en el Conde Duque
en noviembre (ver las notas Freaks I y II, que escribí para la ADPCM
www.adpcm.wordpress.com).
Evitando sarcasmos fáciles, el homenaje en lo primero que falla es
precisamente en ser homenaje, en su carácter laudatorio, cuando lo único
pertinente, de haberlo, habría sido una revisión histórica(1). Un análisis
riguroso y desprejuiciado de lo que fue la Movida en su momento y en
relación con un amplio espectro de manifestaciones artísticas y culturales
que tuvieron lugar también en los 80 y que no se vinculan en modo alguno con
ella. Y en relación también con un hecho crucial de esa década, que es el
golpe de Estado de 1981, cuyo impacto en la cultura española se mantiene en
una zona borrosa de las investigaciones históricas.
Pero el texto que presenta la exposición de Alcalá 31, en espera del
catálogo, es un alarde de banalidad e irresponsabilidad, de cutrerío, para
situarnos en la época: "La Movida no fue un movimiento propiamente dicho, no
hubo un manifiesto teórico fue más bien la explosión de individualidades
creativas."(2) No pretendo hacer en estas páginas ni una crítica de esa
exposición ni menos aún trazar una historia de la Movida, pero creo que hay
que aclarar algunas cosas. "La Movida - cito a Eduardo Subirats porque no se
puede mejorar su semblanza - fue un efecto de superficie, no una obra de
arte total. Se identificó enteramente con la fiesta frívola y corrupta, con
una estrategia de signos bufos, y con una acción social comprendida
estrictamente como mercancía y simulacro. (...) Pese a su banalidad, o
precisamente a causa de ella, la Movida significó, sin embargo, una
verdadera y radical transformación de la cultura. Neutralizó cualquier forma
imaginable de crítica social y de reflexión histórica."(3)
La Movida, efectivamente, sólo puede entenderse como un momento
reaccionario, inscrito en la revolución neo-conservadora promovida por
Ronald Reagan y Margaret Thatcher, y que en las artes visuales se
caracterizó por la vuelta a los soportes tradicionales, la erradicación de
los discursos antagónicos desde una supuesta superación dialéctica conocida
como postmodernidad, y un desprecio institucionalizado hacia las prácticas
más connotadas políticamente, como el arte colaborativo, el public art y los
site specific. Y también por la revalorización del "genio artístico" como
modelo de individuo absolutamente autónomo y a-histórico, que es quizás lo
único que, irreflexivamente, señala Blanca Sánchez en su texto.
Pero lo que realmente nos interesa es una especie de traca final titulada:
"La Movida. Madrid 06 nuevos creadores". El primer texto de presentación
gana en profundidad y extensión al de Blanca Sánchez: "Hace 25 años Madrid
fue una movida. Hoy, la nueva generación de artistas trabajan desde el
intercambio cultural y la relación entre disciplinas. El panorama bulle en
torno a la moda, las letras, la música y las artes plásticas, que en
diciembre y enero cuentan con todo el protagonismo en lugares mágicos para
celebrar el acto fundacional de la nueva movida. Bienvenidos."(4)
He prometido no caer en el sarcasmo, pero tengo que hacer notar que para la
comisión de este textículo ha hecho falta el concurso no de uno, ni de dos,
ni de tres, sino de hasta ocho cráneos privilegiados, pues tantos son los
nombres de curadores que aparecen en el folleto. Su mejor hallazgo es sin
duda lo de los "lugares mágicos". ¿Qué demonios querrán decir? Hay varios
cambios entre este pequeño desplegable, que recogí en Alcalá 31, y el
tabloide amarillo que se distribuyó un mes antes con la prensa diaria. Y en
un tercer folleto, que he recibido por e-mail, la información cambia otra
vez más, aunque aparte del delirante título "Destino Futuro" hay poco que
reseñar.
La idea de promover una nueva movida es, sin ningún tipo de paliativo, una
insensatez. Nadie con dos dedos de frente puede tomarse algo así en serio, y
nadie con un mínimo de vergüenza debería poner su nombre en semejante
cartel. Puede que nos hayamos acostumbrado a la desfachatez de los
políticos, pero está claro que la propuesta sólo nos dice una cosa: que todo
este programa carece de contenido cultural. Todo el homenaje a la Movida no
es más que otro espectáculo de la pre-campaña electoral.
Pero vamos a entrar ya en materia, porque lo dicho hasta ahora era sobre
todo para contextualizar la reflexión que prometí en el segundo párrafo. El
problema, para plantearlo de la manera más sencilla, es que la Comunidad de
Madrid se ha gastado en el homenaje a la Movida más de 3.000.000 de euros, y
Madrid no tiene todavía un sistema de apoyo a la creación artística. Ni
bueno, ni malo. Ninguno.
Hace un año, cuando Álvaro Ballarín, director general de Museos, Archivos y
Bibliotecas de la CAM, anunció este programa y la dotación de un millón para
su ejecución, todos nos llevamos las manos a la cabeza, y el portavoz de
cultura de Izquierda Unida señaló las precarias condiciones en que se
produce cultura en las salas alternativas de Madrid. ¿Qué vamos a hacer
ahora que se han gastado no uno, sino tres millones?
El homenaje a la Movida es parte de una tradición de (mal-)uso político del
arte contemporáneo, que tiene sus raíces en el papel que jugó Luis González
Robles como comisario de exposiciones en la dirección general de Bellas
Artes, durante los años 50 y 60. En los 90 Luis Alberto Cuenca, secretario
de Estado de Cultura, y Miguel Ángel Cortés, secretario de Estado de
Cooperación Internacional, redescubrieron para el gobierno de Aznar la
rentabilidad política del arte contemporáneo: una producción artística con
formas avanzadas pero contenidos frivolizados sirve para compensar la imagen
nacional-católica y ultramontana del PP, al tiempo que neutraliza la cultura
como espacio de conflicto ideológico. El mejor ejemplo sigue siendo la
exposición The Real Royal Trip, en la que se gastó un millón de euros para
montar una exposición de arte joven en Nueva York, pero no para introducir a
nuestros creadores en los Estados Unidos, sino para convencer a los
españoles de la modernidad internacionalista del gobierno de turno. La
Movida no fue otra cosa, pero a beneficio del PSOE, que deseaba superar la
imagen progre y pobre del socialista de los 70, y de paso evitar cualquier
debate sobre la Transición.
El homenaje a la Movida está pues dentro de esta lógica: la imagen rancia
que proyecta Esperanza Aguirre se puede compensar recuperando una modernidad
idiotizada y festiva, que el sastre de turno cree poder recoser y adaptar a
la medida de las necesidades políticas del momento.
Nuestros gobernantes parecen haber adoptado como programa una sentencia de
Habermas, aunque el filósofo alemán la escribiese como crítica: "El contacto
con la cultura forma, mientras que el consumo de la cultura de masas no deja
huella alguna; proporciona un tipo de experiencia que no es acumulativa,
sino regresiva."(5)
En definitiva, cualquier cosa menos dejar que sean los artistas los que
hagan el arte. El discurso emana del poder político, porque para ellos
"Auctoritas non veritas facit legem". Esto ya no es la lógica del absurdo,
sino la de la dictadura. La verdad, en este caso el discurso del arte
madrileño, no reside en un debate entre diferentes agentes culturales, sino
en el ejercicio del poder. Su estructura no se corresponde con la de ese
debate, sino que consiste en su identidad con el poder. Hardt y Negri
definen la corrupción como "...el ejercicio puro de la autoridad, sin
ninguna referencia proporcionada o adecuada al mundo de la vida."(6) Mejor
ni extraer conclusiones.
Pero sí voy a poner ejemplos con nombre: los espacios alternativos de arte
contemporáneo de Madrid, que estamos agrupados en una red, rechazamos en
repetidas ocasiones participar en el susodicho homenaje. Ni el Antimuseo
(más conocido como el Ojo Atómico), ni Liquidación Total ni la Enana Marrón
consideramos coherente tomar parte en él, y así se lo hicimos saber a Álvaro
Ballarín. Sin embargo una vez que en la CAM habían descubierto la existencia
de los espacios alternativos de arte, debieron considerar necesaria su
participación en eso que modestamente llaman el "acto fundacional de la
nueva movida". Si los que hay, que llevan años trabajando, con programas
internacionales, con apoyo de instituciones de medio mundo, etc. no quieren
colaborar, ¿qué se hace? Pues inventar otros. Por ejemplo el bar La Mari
Pepa; véanlo en el programa. Ahora bien, la transformación del bar La Mari
Pepa, que quizás sea un bar estupendo, no lo conozco, en espacio alternativo
de arte contemporáneo sólo puede consumarse por un ejercicio puro de
autoridad, vulgo porque me sale de los huevos, y en latín auctoritas non
veritas facit legem.
Y mientras la autoridad que indudablemente se desprende de tres millones de
euros convierte al bar la Mari Pepa y otros muchos en la versión madrileña
de la NGBK y el PS1 juntos y en su mejor momento, devuelve la juventud a
artistas cuarentones e inventa una excitante escena artística allí donde los
demás vemos desolación y podredumbre, los espacios alternativos de verdad
carecen de un canal administrativo para solicitar apoyos a la Comunidad de
Madrid. Y no sólo ellos, sino todos los mediadores independientes de Madrid,
sean curadores, colectivos, asociaciones, y promuevan espacios, revistas,
festivales o eventos únicos, así como los mismos artistas. Más exactamente,
el sistema de apoyo de la CAM en la actualidad consiste en un "premio" de
arte, y hasta hace poco había una subvención destinada a galerías para
asistir a feria de arte internacionales, que no sé si sigue existiendo. Para
artes escénicas hay un sinfín de convocatorias, una de las cuales incluyó,
creo que en 2001, una sección para artes visuales, y nunca más. ¿Por qué se
financia tan generosamente el teatro y no el arte? Seguramente ni ellos lo
saben. Desde luego Esperanza Aguirre ignora por completo cómo es su propia
política cultural, porque en el catálogo de ARCO 2005 escribió: "El gobierno
de la Comunidad de Madrid incentiva la creatividad de los artistas
contemporáneos a través de numerosas convocatorias y de su apoyo a foros,
exposiciones y ferias."(7) Y lo más sorprendente es que aunque en realidad
no hay convocatorias ni canales para solicitar dinero para proyectos de
artes visuales, vemos el logotipo de la CAM en muchos de ellos, desde el
Festival Edición Madrid a PhotoEspaña o ARCO.
Entre tanto el tejido cultural de Madrid está cada vez más dañado, pese a
que vaya a haber una nueva movida, como amenazan desde Alcalá 31. Esta es
una realidad tan patente que hasta La Fábrica, responsable en buena medida
del desastre, lo reconoció así tras una informal encuesta hace un año.
Creo firmemente, y seguro que no soy el único, que Madrid necesita un
sistema de apoyo a la creación que sea transparente, pensado a largo plazo,
con criterios consensuados con los diversos colectivos profesionales que
actúan en la Comunidad, pero en especial con lo que conocemos intuitivamente
como creación de base y con el tejido asociativo. Los tres millones gastados
en el homenaje habrían bastado para poner en marcha, a lo largo de la
legislatura que ahora acaba, un sistema de apoyo en condiciones y empezar a
corregir los muchos males que nos aquejan. Es necesario acabar con la
arbitrariedad y el oportunismo político en el uso de los fondos públicos, de
nuestro dinero, y es además un derecho no sólo de los creadores, sino de la
sociedad en su conjunto, puesto que se le está negando el acceso a la
cultura. Se le está dando gato por liebre, y se le está ofreciendo, como
dice Habermas, una experiencia de tipo regresivo, en lugar de la oportunidad
de involucrarse en un ambiente cultural diverso, crítico y enriquecedor.
¿Y qué hacer? Lo primero no colaborar. Resistir. Decir NO cuando hay que
decirlo, que no es siempre, ni siquiera con frecuencia, pero sí cuando tiene
sentido. Romper las redes clientelares. Negarles la legitimidad que extraen
de nuestro trabajo y dilapidan en cuestiones partidistas.(8) Lo segundo, y
esto ya lo hemos repetido hasta la saciedad en conversaciones de café, es
formar una mesa en la que esté cabalmente representado el tejido asociativo
del arte de Madrid, para redactar el sistema de apoyo a la creación, ya que
nuestros políticos no son capaces de hacer el trabajo por el que les
pagamos. Hasta entonces, y mientras los mismos artistas que se quejan de la
situación participen en estos saraos o quieran acceder a repartos
arbitrarios de dinero, tendremos que seguir soportando malas prácticas
políticas y una imparable degradación de nuestro entorno cultural.
(1) No considero que las 9 mesas redondas organizadas por Fernando Huici
puedan tomarse como una revisión seria de las artes visuales en los 80 y su
relación con la Movida.
(2) Sánchez, Blanca. Folleto desplegable gratuito, edita la CAM. Madrid
2006. La trascripción es literal.
(3) Subirats, Eduardo. Transición y espectáculo, en Intransiciones. Crítica
de la cultura española. Ed. Biblioteca Nueva. Madrid 2002. Pág. 78.
(4) Varios autores. Folleto desplegable gratuito, edita la CAM Madrid 2006.
La trascripción es literal. Negritas de los autores.
(5) Habermas, Jürgen. Historia y crítica de la opinión pública. La
transformación estructural de la vida pública. Gustavo Gili. Barcelona 2004.
Pág. 195. Nota: la traducción, de 1981, ha quedado desfasada para el estado
actual de la investigación sobre la esfera pública.
(6) Hardt, M. y Negri, A. Imperio. Ed. Paidós, Barcelona 2002. pp. 354 y 355
(7) Catálogo ARCO'05. Edita ARCO - IFEMA Feria de Madrid. Madrid 2005. Tomo
1, pág. 11.
(8) Aunque no pasa de ser una anécdota, quiero dejar constancia de que fui
invitado a una de las mesas redondas del acto fundacional de la nueva
movida, sin que yo entendiese, por la forma en que se hizo la invitación,
que se trataba de eso. Lógicamente renuncié a participar en cuanto lo
comprendí, y sugiero a los organizadores que gasten los 150 euros que me
iban a pagar en fotocopiar este texto y repartirlo en los diversos eventos
del tal acto.
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www.ojoatomico.com
(El de la foto es Pablo Pérez Minguez, fotografo de La Movida)
1 comentario
APAGON -
para dar un respiro al planeta.
La propuesta proviene La Alianza por el Planeta (grupo de asociaciones
medioambientales) ya que ese día saldrá en París, el nuevo informe del
grupo de expertos climáticos de las Naciones Unidas.
Creo que podríamos añadir muchas otras motivaciones contra el derroche
energético y apoyar este APAGÓN todos los colectivos y la gente
sensibilizada con esos problemas:
- Contra la construcción de autopistas y el crecimiento de la compra y
uso de coches que se realimentan destructivamente.
- Contra el derroche energético del Tren de Alta Velocidad.
- Contra el expolio de los recursos del Sur (petróleo y gas de Nigeria,
Ecuador, Bolivia, Argelia,...).
- Contra la invasión de Irak.
- Contra las docenas de centrales térmicas que están instalando en toda
la peninsula ibérica.
- Contra la iluminación de paneles publicitarios, cuya función es
incitar al derroche innecesario de más productos y energía.
Nada más 5 minutos, y a ver qué pasa.
Sí, sí ya sé que estaremos 5 minutos a oscuras, sin tele ni calefacción
y con cara atontada, pero si la respuesta es masiva podemos demostrar a
los cabr***** que tienen el poder que aún tenemos fuerza y que seguimos
siendo los soberanos del sistema, y no unos pasivos alfeñiques a
quienes moldear a su antojo.
Además el ahorro energético puede ser brutal.
Vete localizando todos los interruptores que tengas al alcance, el
interruptor general de tu casa, las luces en edificios públicos, las
farolas,... para apagarlos a las 19:55 del 1 de febrero.
El apagón acabará a las 20:00, pero puedes dejar apagado todo lo que no
necesites.
http://www.radicalendar.org/calendar/imc-eh/all/display/57497/index.php?
view=event&fulldate=2007-02-01